REGENTAG

fue aquí

en esta piscina donde, después de tantos y tantos años conocí el agua

sepa

se supone que vivo rodeada de ella y que estoy hecha de ella

pero fue aquí, cuando llegaba y estaba solita con ella que la empecé a comprender poquito más... a pasar horas y horas adentro y encima y abajo de ella en completo silencio, a moverme con su estructura...

y el agua me abrazaba siempre y al hundirme no dejaba partecita de mi cuerpo sin abrazar y sin acariciar, cuando lo que necesitaba eran precisamente caricias y abrazos






al agua hay que hablarle seriamente (igual que como se le hablaría a un árbol)

cuando el agua no te quiere se vuelve áspera y chiclosa. No puedes nadar más de dos metros sin asfixiarte y sin que te ardan la naríz y los ojos como si te los hubieran llenado de ácido. Igual los músculos, tienen que luchar contra el agua como si fueran enemigos, en lugar de dar brazadas tienes que darle de golpes, y patearla como si estuviera tratando de atacarte...





pero cuando ella te quiere se convierte en espuma... tan fina y ligera que es lo mismo que flotar en la nada.. que volar... y entonces puedes nadar 7 horas o más porque no hay peso ni fuerza contra la cual luchar, sus mismas ondas te llevan a donde se los pidas...




Y se puede respirar



Lentamente el peso pierde sentido, al igual que cualquier otra cosa





Acostarse en el fondo de la alberca para mirar hacia arriba (que para entonces se convierte en Abajo). Soles o lunas entre los árboles, o pájaros o nubes o círculos de gotas de lluvia, besos del pasado, abrazos del futuro, la sonrisa de la niña que fui, el color del cabello de mi hijito del futuro, arrullos azules, peces voladores que escupen estrellas y astronautas que me miran con atención desde una pecera... escuchar al agua en su idioma, música para beber por las orejas... adquirir su color y textura y movimiento... respirarla como oxígeno empaquetado... morderla como si fuera una nube... y abrazarla... y besarla...







los ojos abiertos


todo a su ritmo


y entonces estamos tan felices

que no parece que afuera, en la superficie, hay un mundo donde la gente asegura que tiene que flotar y comer y trabajar en oficinas minúsculas y soportar dolor y exigencias y tristeza, donde se tiene que abrir la boca y tragar aire para existir



entonces estamos tan felices

que parece que podemos quedarnos así para siempre